Vuestros hijos
Un bello escrito para reflexionar sobre nuestors hijos y el papel que jugamos en sus vidas. Fue escrito hace nada más ni nada menos que 1.700 años....
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El bien de vuestros hijos será el que ellos mismos hayan escogido.
No soñéis con traspasarles vuestros deseos. Habrá suficiente con que sepan amar el bien, guardarse del mal y que sientan horror a la mentira.
No pretendáis entonces diseñar su futuro, mas bien sentíos orgullosos de que ellos mismos se lancen hacia el mañana, hasta cuando creáis que os olvidan.
No animéis ideas ingenuas de grandeza, pero si Dios los llama a hacer alguna cosa grande y bella, no seáis el obstáculo que les impida volar.
No os apropiéis del derecho a tomar decisiones por ellos, sino que tenéis que ayudarlos a comprender que han de decidir por ellos mismos, y que no han de extrañarse si ven que lo que desean pide esfuerzo y, a veces, hace sufrir, porque no se puede soportar una vida vivida para nada.
Más que vuestros consejos, es el cariño que os tienen y el cariño que vosotros les tenéis a ellos, lo que les ayudará; más que mil recomendaciones aclaparadoras, serán los gestos vistos en casa lo que les ayudará. […]
Más me enseñará el gesto de mi madre dejando entrar en casa a un vagabundo hambriento que todos los discursos sobre la caridad;
y no sé de nada que explique mejor el orgullo de ser persona que ver a mi padre defender a un hombre injustamente acusado.
Que vuestros hijos vivan en vuestra casa con el bienestar que facilita y anima a irse, porque depositan en vosotros toda la confianza, y en Dios el placer por una vida bien vivida.
San Ambrosio, obispo de Milán en el siglo IV.
No soñéis con traspasarles vuestros deseos. Habrá suficiente con que sepan amar el bien, guardarse del mal y que sientan horror a la mentira.
No pretendáis entonces diseñar su futuro, mas bien sentíos orgullosos de que ellos mismos se lancen hacia el mañana, hasta cuando creáis que os olvidan.
No animéis ideas ingenuas de grandeza, pero si Dios los llama a hacer alguna cosa grande y bella, no seáis el obstáculo que les impida volar.
No os apropiéis del derecho a tomar decisiones por ellos, sino que tenéis que ayudarlos a comprender que han de decidir por ellos mismos, y que no han de extrañarse si ven que lo que desean pide esfuerzo y, a veces, hace sufrir, porque no se puede soportar una vida vivida para nada.
Más que vuestros consejos, es el cariño que os tienen y el cariño que vosotros les tenéis a ellos, lo que les ayudará; más que mil recomendaciones aclaparadoras, serán los gestos vistos en casa lo que les ayudará. […]
Más me enseñará el gesto de mi madre dejando entrar en casa a un vagabundo hambriento que todos los discursos sobre la caridad;
y no sé de nada que explique mejor el orgullo de ser persona que ver a mi padre defender a un hombre injustamente acusado.
Que vuestros hijos vivan en vuestra casa con el bienestar que facilita y anima a irse, porque depositan en vosotros toda la confianza, y en Dios el placer por una vida bien vivida.
San Ambrosio, obispo de Milán en el siglo IV.
2 comentarios:
Bello pensamiento, éste de san Ambrosio.
En una ocasión leí una frase, pronunciada por alguien anónimo, que se me quedó grabada, y creo que resume muy bien el mensaje que intenta transmitirnos el santo. Dice así:
"Espero no aprender a ser una excelente madre, sino ser la madre que mi hija necesite".
No debemos reflejar en los hijos nuestras expectativas, ni pretender que sean lo que nosotros no hemos podido ser. Hemos de ser apoyo y guía, pero una guía flexible, no un férreo tutor que les impida volar por sí mismos.
Un saludo.
Gracias de nuevo Javier por tu colaboración.
Tenemos que ser éso, primero un taca-taca para que aprendar a explorar, luego un libro abierto para que aprendan a pensar, y al final un buen trampolín para poder lanzarse con valor al futuro.
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