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miércoles, septiembre 24, 2008

Adopcion. Hay que exigir un plus de madurez a los padres adoptivos

Tal y como titula este artículo que hemos extraído de la web de Amada , es importante tener en cuenta que adoptar un hijo no es lo mismo que parirlo, y como bien dice el protagonista de esta entrevista, "No admitir las diferencias es lo mismo que considerarlas en exceso".

Cuando adoptamos un hijo, hemos de ser conscientes de que entramos a formar parte de una minoría de la sociedad , pues la mayoría de las familias están configuradas a partir de una parentalidad biológica.

Ello conlleva, por tanto, el inicio de una paternalidad llena de singularidades e idiosincrasias propias del hecho adoptivo. Un niño que no lleva nuestro código genético, de quien en la mayoría de los casos no conocemos ni su origen ni su modus vivendi en los primeros meses de su vida, que viene de una situación de marginalidad, de institucionalización, etc...

Ser padres es el reto más complejo al que se somete el ser humano adulto, y en el caso de la adopción, se añade además, el hecho de que se lleva a cabo de una forma que no es "normal", es decir, que no forma parte de una mayoría, con las consecuencias de intolerancia, incomprensión, inseguridad, prejuicios, ... con las que una minoría tiene que debatirse cada día.

Es normal por lo tanto exigir a las parejas o personas que hayan decidido adoptar, el disponer de algunos pluses que les permitan resolver los conflictos propios de su condición (Adopcion. La Espera. Adaptacion. Decálogo para las familias que hemos adoptado o vamos a adoptar ).

Este artículo nos habla de que la adopción tiene como fin buscar una familia a un niñ, y no al revés, y de la importancia de que los padres estén preparados y por tanto de la improtancia del proceso de idoneidad que más que ser un proceso de selección de los mejores padres, es un proceso de información, donde se pretende que la pareja que ha decidido adoptar conozca al menos algunos aspectos básicos de lo que significa haber tomado esta decusión.

Otros artículos relacionados :

Adpcion. Postadopcion. La importancia de ser padres adoptivos
Adopcion. La Espera. Postadopcion. Tienes la piel muy fina
Adopcion. La espera. Capacidad, ideoneidad y elegibilidad
Seleccion de postulantes a padres adoptivos
Preparacion y valoracion de los futuros padres adoptivos


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Hay que exigir un plus de madurez a los padres adoptivos
Entrevista de Cristina Turrau - 04•11•2005

El interés del niño debe prevalecer sobre los deseos o expectativas del adulto, sostiene el responsable de evaluación de las familias candidatas de Gipuzkoa, Jesús Jiménez Jarauta. Doctor en psicología y psicoterapeuta, Jesús Jiménez es el responsable de los informes previos al certificado de idoneidad para adopción. «En la adopción, el único bien que hay que proteger es el interés del niño», dice.

Nacido en Cascante (Navarra) en 1944, desde abril es adjudicatario de la elaboración de los informes psicosociales previos al certificado de idoneidad para la adopción que otorga la Diputación de Gipuzkoa. Trabaja con un equipo de 4 psicólogos y 4 trabajadores sociales.

- ¿Con qué actitud inician los padres los trámites para adoptar a un hijo?

- Mi experiencia me demuestra que existen una serie de creencias erróneas en torno a la adopción. Y una de ellas es plantear la adopción como un derecho de los adultos que la solicitan. En la adopción, el bien que hay que proteger es única y exclusivamente el interés del niño.

- Y la adopción, dice usted, ¿no es un derecho de quien la solicita?

- Por muy duro que parezca, el único derecho que asiste a las parejas interesadas es precisamente el de solicitar la adopción a las instituciones competentes y a recibir un trato justo.

- ¿Abundan las parejas que plantean la adopción como un derecho?

- Algunas parejas llegan con expectativas poco realistas. A veces se minimizan las dificultades y da la impresión de que se quiere conseguir el hijo a toda costa, sin tomarse un tiempo de análisis y de preparación.

- Además del tiempo de tramitación, ¿la adopción requiere un tiempo de preparación mental?

- Efectivamente. La Diputación organiza cursos para preparar a las parejas que van a adoptar a un hijo. Muchas veces, parejas que se han sometido a intentos de fertilización asistida pasan de forma inmediata a la tramitación de la adopción sin haber elaborado sentimientos y frustraciones asociadas a la infertilidad. Desde esta posición es más difícil adquirir la preparación adecuada para afrontar la adopción.

- Educar a un niño adoptado, ¿tiene más dificultades que educar a un hijo biológico?

- No admitir las diferencias es tan peligroso como considerarlas en exceso. El niño llega con una historia familiar traumática que termina en una experiencia de orfanato. El desconocimiento del idioma, la adaptación a otras personas y a otras costumbres convierten a la adopción en un fenómeno complejo.

- Insiste en las complejidades del hecho adoptivo...

- Es cierto que en la adopción priman las ventajas para el niño. Pero no hay que olvidar que el menor puede sentir desarraigo de su ambiente de origen y desvinculación de alguna persona de apego. Las conductas asociadas al síndrome de separación, como negarse a comer, trastornos en el sueño o rechazo temporal al padre o madre adoptivos, no son extrañas.

- Sostiene usted que no todas las familias son idóneas para adoptar.

- A veces se tiene la idea de que es suficiente dar mucho amor al niño para que sea feliz y que sólo deberían quedar excluidas de la adopción las parejas con trastornos de personalidad o socialmente marginadas. Aparecen así actitudes demasiado críticas y poco motivadas en relación al estudio de idoneidad que las instituciones competentes deben realizar.

- Parece que pide un plus de serenidad y equilibrio a las parejas que solicitan una adopción...

- Efectivamente. Los padres adoptantes deben estar preparados para superar fases complejas que ocurren normalmente tras la luna de miel inicial, en la que tanto el niño como la familia se esfuerza por agradar. Hay familias que permanecen en esta etapa para siempre y otras que inician el proceso de adaptación de forma menos grata, al no sentirse correspondidos en sus muestras de cariño y de atención.

- Y para superar esos momentos difíciles se necesita preparación...

- Por eso se les exige a estas parejas un plus de madurez. Los momentos difíciles, si se resuelven bien, pueden ser muy positivos para la formación de los vínculos afectivos y el apego. Una familia sin la autoestima, fortaleza y preparación necesarias manifestará una mayor proclividad a sentir culpa o fracaso.

- La adopción, ¿no siempre es la mejor de las soluciones?

- A veces se escucha que los niños estarán siempre mejor en una familia, aunque no sea la más adecuada, que en un orfanato. Se olvida que en dichos centros hay muy pocos niños adoptables según las expectativas de los solicitantes. Se solicitan niños de pocos meses o años y sin enfermedades. Hay tal demanda que los países de origen están fijando cupos a los países de recepción. En los orfanatos quedan los niños mayores de cinco años o los que poseen enfermedad grave.

- Hay quien se queja de que el estudio de idoneidad puede resultar invasivo...

- Son mayoría las personas que entienden el sentido y la necesidad de dicho estudio. Se trata de entender que se busca la familia adecuada para un niño, más que un niño para una familia, aunque el proceso se enfoque con respeto y voluntad de solución. Bastantes parejas inician el proceso de valoración con ansiedad y cierto recelo, pero se tranquilizan cuando comprenden que el procedimiento entra dentro de lo razonable.

- La adopción, ¿enseña mucho?

- Muchos padres afirman que el niño les ha dado a ellos mucho más de lo que ellos le han ofrecido. Entienden la adopción como receptores de un acto de generosidad del que también quieren hacer partícipe a la madre biológica.

jueves, septiembre 18, 2008

EL ROL DE LOS PROFESIONALES EN LOS PROGRAMAS DE INTERVENCIÓN CON FAMILIAS: RETOS Y APRENDIZAJES


Siempre hemos comentado en este blog la importancia de que existan servicios de soporte y ayuda en la postadopción a aquellas familias que puedan necesitarlo, y además vemos por las encuestas que van rellenando los lectores, que es un tema que más de un 80% lo consideran muy interesante o manifiestan una repetividad positiva.

Este artículos lo hemos recogido del boletín electrónico Infocoponline de quien anteriormente ya hemos publicado otros artículos (Adopcion. Adolescencia. Buenas noticias para las familias adoptivas ) , y nos da una visión interesante de los profesionales que están al otro lado de las familias, ayudándolas a mejorar la calidad afectiva y de vínculo con sus hijos.

No nos hablan de soporte a las familias específicamente de hijos adoptados, sino a todas aquellas familias que por un motivo u otro son derivadas de los centros de atención a este centro de Baleares para recibir atención profesional para mejorar la calidad afectiva y de vínculo entre los miembros de la familia.

Nos comenta el rol que juega la figura del profesional en este tipo de relaciones, y las preguntas que ellos mismos se hacen cuando desarrollan su actividad (nivel de intromisión en la relación familiar, tipo de soporte que deben desarrollar, ...).

Es un artículo curioso y recomendable, un poco largo éso sí, pero que nos ofrece una perspectiva desde "el otro lado", que siempre es interesante conocer para entender mejor a los profesionales que nos ayudan, sus objetivos, intereses e inquietudes.

Otros artículos relacionados :

Adopcion.Postadopcion. Servicios sobre postadopción para las familias adoptivas
Adopcion. La espera Preparacion y valoracion de los solicitantes a adopcion internacional
Postadopcion. Tertulias y servicios gratuitos de soporte

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EL ROL DE LOS PROFESIONALES EN LOS PROGRAMAS DE INTERVENCIÓN CON FAMILIAS: RETOS Y APRENDIZAJES

María A. Riera y María Ferrer Ribot
Universidad de las Islas Baleares

La calidad de las relaciones en los primeros años de vida del niño/a condiciona de manera directa su desarrollo. Sin duda, disfrutar de buenas relaciones en esta etapa del ciclo vital es un factor protector de la salud mental infantil. Las primeras relaciones sirven de base para el desarrollo posterior cognitivo, emocional y de las habilidades sociales que se irán configurando en el niño, aspectos que se irán modulando, en mayor o menor grado, en función de las primeras experiencias de vinculación y la calidad de la relación con los padres.

Consideramos necesario incorporar servicios de promoción y apoyo a las familias y, a la vez, desarrollar programas de prevención y detección de situaciones de dificultad. También se requiere una atención para aquellas familias inmersas en contextos de vulnerabilidad, ya que el acompañamiento de profesionales les ayudaría a salir de esta situación. El programa de intervención con familias que presentamos tiene como objetivo fundamental trabajar el vínculo afectivo padres-hijos, y pretende ser una medida de prevención de la salud mental infantil incidiendo en los sistemas relacionales de la familia para incrementar las competencias y las habilidades parentales.

El programa es desarrollado por una asociación ubicada en Palma de Mallorca y el grupo de investigación de Educación Infantil de la UIB (GEI), cuyo principal objetivo es promover programas y servicios destinados a la atención a la primera infancia y a las familias.

Los usuarios del servicio son derivados desde diferentes administraciones públicas, de ahí que el perfil de los participantes sea diverso: familias remitidas por el servicio de pediatría de la zona, familias cuyos hijos están en proceso de retorno después de un acogimiento temporal, familias usuarias de los servicios sociales de atención primaria, familias atendidas por el Equipo de Infancia y Familia que están en proceso terapéutico, y también otras familias que no requieren ningún apoyo psicosocial. El perfil de los destinatarios del programa incluye a familias con niños menores de tres años con características diversas: madres adolescentes, familias monoparentales, inmigrantes, usuarios en proceso de valoración en relación a la competencia familiar, etc.

El dispositivo funciona un día a la semana con un grupo estable de 8 familias durante un mínimo de 6 meses. Es un servicio en el que padres y madres encuentran un lugar acogedor en el que pueden relacionarse y jugar con sus hijos en un ambiente adecuado y tranquilo. Aquí, se ofrece la oportunidad de expresar y compartir vivencias entre adultos que viven circunstancias parecidas y con profesionales que actúan como mediadores de las relaciones.

A modo de ejemplo, veamos los testimonios de algunas madres:

10h de la mañana, van llegando las familias. Hoy ha llegado una familia nueva y son las propias madres las que le presentan el programa:

- Isabel: "Aquí venimos a jugar, a veces a hacer masajes a los niños, a darles bien la merienda".

- Carlota: "Venimos para aprender y enseñar a los niños a portarse bien".

- Antonia: "Aprendemos a mirar, a observar, a sentir, a jugar con los niños y con otros niños. Ah, y también venimos a hacer la tertulia y el café".

Perfil de los profesionales

Los profesionales que intervienen en el programa pertenecen a ámbitos profesionales diversos y complementarios, como psicólogos familiares, educadores sociales o maestros especialistas en educación infantil. Desde nuestra experiencia, entendemos que es necesaria la creación de redes de profesionales interdisciplinares, que trabajen conjuntamente y den coherencia y respuestas adecuadas a situaciones complejas.

En los cinco años de funcionamiento del programa son muchas las dudas e interrogantes que se nos han ido planteando respecto al rol a asumir por los profesionales, pero también los aprendizajes y retos que descubrimos en este sentir y crecer con las familias.

1. Respecto a las actitudes y características personales:

Nos planteamos las siguientes cuestiones: ¿cómo establecer relaciones afectivas con los padres y los niños basadas en el respeto y sin generar dependencias?, ¿cómo evitar identificaciones y proyecciones personales?, ¿qué proximidad-distancia debemos buscar en las relaciones?

Hemos comprobado que no es fácil contener la propia angustia personal que puede desencadenarse de las situaciones de cada familia. Trabajar con familias en riesgo requiere personas emocionalmente no reactivas, estables y con habilidad para estar "centradas" y manejar situaciones de conflicto dolorosas e impactantes.

Las personas que trabajamos en el programa debemos ser capaces de promover un vínculo afectivo seguro, tanto con los padres y madres como con los niños. Para ello, hay que desarrollar capacidades de empatía, sensibilidad y ser capaces de ofrecer confianza y seguridad.

2. Respecto al perfil y formación profesional:

Alguna de las cuestiones clave son: ¿qué perfil profesional es necesario para trabajar con esta diversidad familiar?, ¿qué formación y qué bagaje experiencial se requiere?

A medida que avanzamos en la consolidación del programa somos cada vez más conscientes del papel fundamental que cobra la formación inicial y permanente de los profesionales. Los aspectos que consideramos fundamentales incluyen desde la observación y escucha activa hasta el trabajo en equipo. Son necesarios también conocimientos sobre la teoría del apego y sus trastornos, el maltrato infantil, el funcionamiento del sistema familiar y sus disfunciones. Trabajar con niños de 0-3 años también implica conocer las características evolutivas de la infancia así como estrategias de intervención y estimulación en estas edades.

3. Respecto al modelo profesional:

En la intervención familiar es inevitable preguntarse aspectos como ¿qué rol profesional asumimos, como expertos o como mediadores?, ¿dónde nos debemos situar en la relación con las familias?, ¿somos actores, espectadores, directores, etc.?

Cunningham i Davis (1988) analizan la posición de los profesionales en la intervención con familias. Así, definen tres modelos de relación del profesional: experto, trasplante y usuario. Los profesionales que trabajan en nuestro programa adoptan roles más parecidos al último modelo, usuario, aunque teniendo en cuenta que siendo un trabajo conjunto con padres e hijos bien preferimos llamarlo modelo de "mediador" de relaciones entre padres e hijos o "facilitador" de relaciones e interacciones positivas.

4. Respecto a las intervenciones:

Por último, en relación al tipo de intervención, nos planteamos los siguientes interrogantes: ¿cuándo y cómo intervenir?, ¿cómo intervenir sin interferir en la relación padres-hijos?, ¿cómo ajustar las intervenciones a los objetivos planteados con cada familia?, ¿cómo dar continuidad y coherencia a nuestras intervenciones?, ¿cómo evitar la improvisación y la precipitación en las acciones que realizamos?

Para los profesionales, la observación y la escucha activa son ejes claves para ofrecer una adecuada retroalimentación y ajustar las intervenciones. Así, aprendemos a esperar para no precipitar las intervenciones, a confiar en las competencias y capacidades de los padres, reforzando sus fortalezas, rescatando sus capacidades más que sus dificultades. Intentamos movilizar los propios recursos y transmitir a los padres la confianza de que creemos en sus potencialidades.

Es fundamental que los profesionales ofrezcan contención y seguridad para crear un clima de seguridad y favorecer las relaciones con los hijos, así como propiciar el intercambio espontáneo entre los miembros del grupo para confrontar experiencias, puntos de vista o inquietudes respecto a la vivencia de ser padres y madres. En momentos distendidos, como tomando un café, los padres y madres conjuntamente con el equipo hablan y reflexionan sobre las propias actuaciones con los hijos. Facilitar espacios de diálogo permite a los padres conectar con sus dificultades. En este sentido, es necesario cuidar el lenguaje que se utiliza procurando ser respetuosos y cálidos en el trato con las familias. A partir de las intervenciones sutiles e indirectas intentamos ofrecer modelos o dar algunas pautas para actuar ante situaciones diversas: estimular la autonomía de los hijos, saber intervenir ante los conflictos, propiciar situaciones lúdicas, etc.

Contemplar estas competencias profesionales contribuye, como señalan Barudy y Dantagnan (2005), a ofrecer un ambiente de buen trato hacia los niños y ofrecer nuevas relaciones familiares introduciendo modelos competentes y sanos de parentalidad.

Consideramos fundamental ofrecer apoyo a las familias en la crianza de los hijos y poner recursos humanos al servicio de las familias, incrementando la presencia de profesionales con diversa formación (psicólogos, pedagogos…) y desarrollando un trabajo multidisciplinar.

El artículo original en el que se basa este trabajo puede encontrarse en Enginy: Ferrer, M., Riera, M.A. (2008). El rol y las intervenciones de los profesionales en programas socioeducativos para familias de riesgo. Enginy, 16-17, 31-40.

Referencias:

Barudy, J; Dantagnan, M. (2005). Los buenos tratos a la infancia. Barcelona: Gedisa.

Cunningham, C.; Davis, H. (1988). Trabajar con los padres. Madrid: Siglo XXI de España Editores. Ministerio de Educación y Ciencia.

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