Adpcion. Postadopcion. La importancia de ser padres adoptivos
Adopcion. Postadopcion.
Este artículo lo hemos extraído del periódico de la adopción que recibimos en Agosto de 2007, y que podéis subscribiros a través de adoptantis@hotmail.com.
Personalmente, desde la perspectiva de quien no es piscólogo, encuentro que es un artículo que en muchas ocasiones se vuelve espeso y complejo, pero el mensaje que se desprende creo que vale mucho la pena.
Nos habla de la historia de una madre y su hija adoptada, y nos explica como la madre acude a un profesional para ayudarla a resolver la relación con su hija.
A parte de las valoraciones psicológicas que son abundantes y a las que personalmente no llego a comprender en muchos casos, el artículo me ha gustado porque nos recuerda que adoptar un hijo no es substituir un hijo biológico que no llegó a nacer ni hacer una obra de caridad a la especie humana, sinó que adoptar significa básicamente querer tener hijos y criarlos.
Nos explica lo importante que es saber explicar a nuestro hijo su condición de hijo adoptado sin tapujos pero sabiendo siempre adaptarse a su capacidad.
Nos habla tambiémn de la importancia de ser honestos y sinceros con él y con el entorno....¿Cuántas veces hemos oido historias para no dormir de niños adoptados que desgraciadamente su madre se ha encargado de explicar a diestro y siniestro, siempre, claro está, cuidando de que su hijo no lo sepa?.
Este tipo de actitudes irresponsables por parte de muchos padres adoptivos, no las llevarían a cabo si supieran el daño que ya están haciendo o harán en un futuro a sus hijos.
Es tan sencillo como pararnos a pensar en cómo nuestros actos pueden afectar a nuestros hijos, antes de llevarlos a cabo; es tan fácil como pensar en ellos antes que en nosotros; son más frágiles, más vulnerables, y debemos ser nosotros los que les ayudemos a superar sus inquietudes y sus miedos.
Finalmente nos explica lo importante que es utilizar el relato para que un niño pueda comprender mejor su situación, pero siempre sabiendo poner el contenido adecuado y ayudando al niño a identificarse y poder resolver mejor sus inquietudes.
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La adopción como un cuento
“La traigo porque está terrible en la escuela, se levanta, no se queda quieta, quiere imponer su voluntad, es no y no. Se hace la que no escucha, no quiere hacer lo que se le pide”, dice la madre.
Como psicóloga tratante me pregunto ¿qué es lo que la niña no escucha? ¿qué será lo que se le pide que haga y ella no quiere hacer?.
Estábamos en la entrevista de admisión del hospital y la madre hizo salir del consultorio a la nena para seguir hablando algo privado. La niña daba vueltas alrededor del consultorio y miraba por la ventana que permanecía entreabierta.
La madre seguía con su relato: “Lo que pasa es que la nena es adoptada. Me la dieron en el transcurso de la primera separación de mi marido; yo había tenido un embarazo de seis meses que terminó en un aborto espontáneo. Al día de vida, la inscribimos con nuestro apellido. La niña no sabe nada de su adopción, yo le contaba el cuento de dos mamás patitas que una no pudo tener patitos y la otra tenía muchos….y después le decía: vos sos ese patito y yo soy esa mamá patita”.
La mamá, a la que llamaré Susana, es rubia, de piel blanca, muy excedida de peso y de cabello ondulado. La nena, a quien llamará Sofía, tiene 7 años, es morena, flaca, espigada, pelo lacio y oscuro.
Resuenan las palabras de la madre, “la nena no sabe nada de su adopción”, y contrastan con lo que la realidad muestra a simple vista respecto a características físicas muy disímiles que harían pensar en diferencias étnicas, además de “algo” enunciado sin haber sido tratado al hablar del cuento de los patitos... dramatizado en la entrevista a través del hecho de hacer salir a la nena para contar sobre la adopción, sabiendo que ella espiaba a través de la ventana. Todo esto denotaba un “secreto a gritos”, algo dicho a medias.
Respecto al motivo de consulta, han traído un informe de la maestra de la escuela solicitando atención psicológica y psiquiátrica para Sofía porque “le costaba integrarse y jugar con sus compañeras, imponía sus ideas y quería que sus compañeras hicieran lo que ella quería”. Solicitaban medicación porque la atención era muy dispersa, se distraía, a veces trabajaba bien y a veces no.
Sin embargo para la mamá y la abuela el motivo de consulta era cómo decirle a Sofía que es adoptada. Ellas verbalizaban: “tenemos miedo de decirle que es adoptada por si no nos acepta, porque le hemos mentido, pero por otro lado puede enterarse por alguien del barrio”.
El motivo de consulta resaltaba la preocupación de la madre y la abuela por no ser ellas aceptadas, pero ¿quien pensaba en la repercusión que podía tener la noticia en la niña?.
Quizás este temor hace alusión a lo que la Lic. Eva Giberti denomina “el discurso de la crueldad”, que consiste en haber mantenido a la niña en la ignorancia de su adopción, confiado en que es una hija biológica de sus padres adoptivos. Informarla ahora sobre su historia de origen implica desilusionarla de una creencia grata y someterla así a una información que la hiere, pues “cae” de una realidad que le resultaba gratificante.
La mamá y la mamá de la mamá
Cuenta Susana que el farmacéutico le hizo el comentario sobre una mujer que quería entregar un bebé y entonces ella la buscó porque la conocía de la Iglesia y le dijo: “si vos crees que yo reúno las condiciones para ser mamá de tu hijo decime, después me contestas.... al otro día estaba en mi casa. Tenía 6 meses de embarazo. Yo la ayudé en lo que pude, ropa, comida... La fui a visitar al hospital. Yo le dije si te arrepentiste y te la querés quedar yo te voy a ayudar... me dijo no, es tuya.... aunque me hubiera dicho que se la quedaba yo hubiera sido la madrina”...
Continuó con el relato: “La madre la ofrecía porque no quería tenerla. Entregó dos nenas. Tuvo cinco hijos. El primero lo tiene la abuela paterna, ella se quedó con las otras dos nenas. Los cuatro primeros son del mismo padre y la última de otro padre. La madre no quería que supiera que era su mamá. Ella estaba decidida a abortarla. En la Iglesia, un pastor le aconsejó que no lo hiciera”. Susana quedó pensativa y agregó: “La nena por ahí se siente rechazada, que no la quieren, se siente desplazada”.
Continúa: “yo le hablaba desde la panza. Nació un mes antes porque la madre tenía infección urinaria... No sé, parece que ella querría salir, estaría mejor afuera... Cuando nació no tenía reflejos, era tan flaquita, nació desnutrida con 2,350 kg. porque la mamá era desnutrida. La mamá almorzaba y desayunaba en mi casa porque no tenía plata. Fui al otro día del nacimiento. Yo le compré los pañales, la ropita. En mi trabajo (Centro de Salud de la zona), el doctor me dio permiso para salir, me dijo andá a ver a tu hija”. “Sofía cree que ha estado en mi panza: dice ahí estuve yo ... cuando me tuvieron mi mamá y mi papá”.
Me pregunto si en este relato son dos mamás o si es solamente una (la madre adoptiva) hablando de la representación que tiene ella de la embarazada. Con un criterio biológico-naturalista, madre sería quien concibe, con criterio culturalista, madre es quien educa.
Quizás la respuesta es evidente, pero conviene detenerse a pensar en la pregunta porque la madre adoptiva hace hablar a la embarazada y decir frases como “no quería tenerla”, “no tenía plata” (como referencia al no poder).
“La madre biológica es objeto de múltiples proyecciones que le otorgan, según los casos y momentos, tanto condiciones persecutorias como idealizadas. Podría pensarse que hay un lugar fantasmático ocupado fundamentalmente por la madre biológica, que es fuente de enigmas y temores para los adoptantes. Quienes entregan constituyen un interrogante que se instala por siempre en la vida psíquica de los adoptantes y de los adoptados”(Eva Giberti).
A partir de la historia sobre el origen de Sofía, me pregunto:
- ¿deseó Susana adoptar un hijo?
- ¿esta historia, es adopción o apropiación?
- ¿Susana, habría buscado adoptar de no habérsele presentado esta oportunidad?
- ¿cuánto de acto de caridad se juega en esta situación?
Aquí se presentifica una mamá fuerte, potente que alimenta a la otra “embarazada desnutrida”, que luego da a luz una niña desnutrida.. ¿Desnutrida de qué? Sabemos que un recién nacido de 2, 350 kg. no es desnutrido, sin embargo para la representación de esta mamá, a su hija le faltó nutrición. ¿A qué nutrición hará referencia?. Susana pone el acento en la madre biológica de algo que pertenece al orden de la crianza: el afecto como nutrición.
¿Cómo opera esta información de la mamá biológica en la adoptiva?, ¿cuánto de esto facilita u obstaculiza la construcción del vínculo entre madre e hija?. Podemos pensar que en la medida en que la información pueda ser elaborada por los padres adoptantes, los datos sobre el origen beneficiarán la calidad de la crianza del hijo adoptado.
Respecto a la niña dice que se parece a ella porque es charlatana, entradora, simpática, pero cuando no le gusta alguien, discrimina; por ejemplo a los morochos o bolivianos. Resuenan estas palabras de Susana “es como yo, discrimina a los morochos. Le digo: vos no sos negrita, has tomado sol”. Observo una nena de 7 años con reflejos más claros en el pelo y llena de alhajitas de oro y me pregunto si esta mamá puede ver a su hija como es, si la acepta y la reconoce más allá de su deseo... Pareciera que tuviera que convertirla en algo que no es, disfrazándola, adornándola o llenándola de oro para que sea alguien valioso.
¿No será algo de esto a lo que la niña se está rebelando cuando no quiere hacer lo que se le pide que haga; cuándo se opone a vestirse como su mamá quiere?.
El juzgado
La madre comenta que en 1994 intentaron adoptar, pero en el Juzgado les dijeron que tenían que tener casa propia, recibo de sueldo y autorización de los hijos del primer matrimonio del esposo.
Al escribir en la historia clínica cometo un error del que me doy cuenta después, escribo “recibo de duelo” en lugar de “recibo de sueldo”.
Luego pienso en aquellos años en que trabajé en el Equipo Interdisciplinario de Adopción del 5ª Juzgado de Menores (desde el año 1997 al año 2000), épocas en las que hacíamos las entrevistas a los aspirantes a adopción y prestábamos especial atención a la tramitación del duelo por el “hijo biológico”. El acto fallido me hizo tomar conciencia de la dificultad de esta familia para elaborar los duelos; hipótesis que se reforzó cuando la madre me comentó que estaba por casarse por segunda vez y me preguntó por la posibilidad de cambiarle de apellido a la nena al ser “adoptada” por la nueva pareja de la madre.
Aquí se presentifican:
- una identidad suprimida por la anotación en el Registro Civil como hija biológica del primer matrimonio,
- un nuevo cambio de identidad al ser adoptada por este señor al que la niña aún no conoce porque vive en otra provincia.
Para no mezclar ámbitos, derivé al Equipo Interdisciplinario de Adopción de los Juzgados de Familia para que trataran estos temas y trabajé con la madre la sustitución imaginaria de un padre por otro, que también resonaba en el discurso de la nena como “este papá no nos va a abandonar como el otro”.
La nena
Sofía impresiona como muy inteligente, movediza, con características maniformes. Le costaba contactarse con emociones tristes y rápidamente llenaba los vacíos con algo (cualquier cosa). Por ejemplo: dibujaba flores en el cielo y decía “ya se que no hay, pero me gustan”.
Cuando se le pidió el dibujo de la familia (técnica de exploración psicológica) dijo “no me sale toda junta, ¿puedo hacer una flor?”.
En la hora de juego diagnóstica se mostró muy pendiente del entorno y buscó constantemente mi aprobación, preguntando cosas que eran evidentes, por ejemplo “¿el peine es para peinar la muñeca?”. Relató una película que había visto referida a una nena y un marciano que no era aceptado en su medio y tenía que camuflarse. Contó que su tía se casó embarazada y que nació una primita; luego dijo que quería que su mamá adoptara una hermanita bebé para no esperar nueve meses de gestación. A partir de este nacimiento, surgió en Sofía el interés por su propio origen.
Comentó que su mamá perdió un bebé antes que la tuvieran a ella y que después nació ella y sus padres se separaron.
Luego relató el cuento de los patitos.
El cuento
Sofía contó el cuento de los patitos, pero al mismo tiempo sostenía la creencia de ser hija del matrimonio.
“Había una vez una mamá patita que había perdido su bebé y otra mamá que tenía muchos y no los podía criar por eso le dio uno. A ese patito le dieron mucho amor”.
Hay una diferencia entre cuento y relato. El cuento es algo que le pasa a otros, los patos en este caso. El relato permite historizar y brinda información, hay una inclusión del protagonista.
En este caso, el cuento no le permite a Sofía identificarse y pensar sobre su origen, sólo refleja las proyecciones que realiza Susana sobre algunos aspectos de su vida: pérdida de un bebé, recepción de una niña como consecuencia de la dificultad de la madre biológica para realizar la crianza por exceso de hijos. El niño/patito entregado está puesto en el lugar de objeto sobrante, intercambiable, sin brindarle un espacio de sujeto deseado por quien lo recibe. Deseo que no circula con facilidad porque no está evidenciada la carencia en Susana.
El relato, según la Lic.Giberti, “debería incluir el encuentro entre ambas necesidades (de una familia para el niño y de un hijo para los padres) como eje central: las causas, las motivaciones de la entrega suelen ser preguntas posteriores de los niños y son habituales al comenzar el interés por las diferencias sexuales, por el nacimiento; la visión de embarazos suscita preguntas por el propio origen en el niño (aproximadamente a partir de los tres años), y constituye la apertura progresiva a cuestiones que van complejizándose con el crecimiento”.
Hablando sobre la adopción
Durante las sesiones del tratamiento psicológico, Sofía contó sobre su origen a través del cuento de los patitos. En la sesión posterior escribió cartas para la mamá, la abuela y el papá diciéndoles que los amaba. Paralelamente, y sin que la niña supiera que la madre estaba realizando la entrevista en el Equipo de Adopción, Sofía dibujó personajes que denotaba presencias desde supuestas ausencias, estaban mal borrados pero se visualizaban. Por ejemplo: un árbol dentro de otro árbol, una persona detrás de otra, dos nubes y una borrada; “presencias ausentes” que antes no habían aparecido en su producción gráfica.
Tomé estos como indicadores de presencias y ausencias de las cuales la niña no podía hablar. Comenzamos a trabajar el tema de la adopción a través del cuento de los patitos, y entonces Sofía comenzó a reflexionar sobre la adopción y surgió la pregunta ¿seré adoptada?; pregunta que quedó sin respuesta para ser realizada a su mamá.
Cabe destacar que anteriormente se había trabajando en forma individual con Susana respecto a sus temores de decirle a la niña que era adoptada y “ensayando” cómo decirle y qué decirle; apuntando a que construyera su propio relato.
A la sesión siguiente Sofía contó que la mamá no la había podido traer porque estaba enferma, se había quebrado una pierna. Pensé que lo que se había “quebrado simbólicamente” era el mecanismo de funcionamiento vincular.
Sofía mantenía la idealización de la condición reproductora de sus padres adoptivos, pero finalmente fracasó. “Cuando el niño comienza a preguntar se convierte en lo contrario de lo que fue en un primer momento; un ayudante propicio para mantener la desmentida, puesto que desde su existencia los padres desmentían la dificultad para procrear; pero ese mismo ayudante se convierte en rival y aún en traidor cuando modifica su posición y “quiere saber”.
Sofía contó que le preguntó a su mamá y que ella le dijo que es adoptada. Luego agregó “mi mamá me abandonó” y se puso triste. Le pregunté qué pensaba sobre eso, y ella contestó “que eso no se hace, que está mal”.
Como las asociaciones de la niña parecían detenidas, la invité a imaginar qué le podría haber pasado a su mamá biológica, apuntado a abrir otras significaciones además del abandono, y surgieron razones justificando la separación tales como: dificultades para hacerse cargo de la crianza, falta de recursos económicos, etc.. Surgieron también los cuidados que la madre biológica realizó durante el embarazo (alimentación, atención médica, etc.). Para Sofía se presentificaron dos mamás: la mamá con la que vive y la del embarazo.
Según la Lic. Eva Giberti, “abandono” es una expresión que victimiza al mismo tiempo que convierte al adoptivo en alguien que se diferencia de los otros chicos, de manera discriminatoria.....no es así, quien la engendró y la gestó en su vientre, se ocupó también de buscar la institución que podía protegerlo para entregarlo. Sin embargo, parece que Susana, por sus dificultades personales no pudo transmitir esto.
Para concluir
¿Cuánto del problema de atención de Sofía estaba relacionado a tener la atención dispersa tratando de entender este rompecabezas familiar, que ni siquiera podía expresar en un dibujo?.
¡Qué difícil sostener el discurso de la mamá jugando el juego de repetir el cuento de los patitos sin poder preguntar más allá!. ¡Qué difícil aprender en la escuela con tantas vivencias desordenadas y desintegradas dentro suyo!.
La dificultad de Sofía para jugar con sus compañeras por el deseo de imponer sus ideas, ¿no se relaciona con la modalidad de vinculación que tiene Susana con la niña?
“Adoptar un niño significa adoptar por anticipado el derecho al dolor que puede sentir una criatura cuando, en algún momento de su vida, comprenda la historia de su origen. La forma en que cada niño tramitará el dolor de esa separación constituirá un sufrimiento inevitable aunque transitorio y la intensidad del mismo dependerá de las características personales de cada adoptivo” (Eva Giberti).
La adopción implica:
- Desde el niño: aceptar el sufrimiento de no haber sido cuidado por quien lo concibió.
- Desde la madre adoptiva: aceptar el sufrimiento de no haberlo concebido y reconocer que hay “otra mujer” que sí pudo hacerlo.
“Los padres adoptantes informan a sus hijos de acuerdo con la propia elaboración del tema”.
Elaboración que puede hacerse en Equipos especializados que faciliten la tramitación de esta temática y permitan el surgimiento de nuevas significaciones sobre la adopción. Significaciones que al instalarse en nuestra cultura permitan abrir espacios de diálogo que liguen vivencias con palabras, facilitando encuentros que ayuden a las construcciones de identidades, de hijos y padres; de identidades familiares integradas y saludables.
Lila Gómez
Psicóloga
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