La importancia del vinculo afectivo en el desarrollo del niño
Postadopción.
Se trata de un artículo que destaca la importancia del vinculo afectivo en el desarrollo del niño.
Esta escrito para padres adoptantes y biológicos.
Va bien para conocer la evolución temporal del ´vinculo afectivo y las reacciones de seguridad y satisfaccion que generan en el niño.
Comisión de Salud: Asociación Atlas
Lawrence B, Smith: Como se forma un vinculo sano
Síntesis:
La vinculación es un sentimiento de doble dirección, de dar y tomar, que ocurre entre dos personas que se preocupan el uno por el otro. En los niños adoptados más mayorcitos a veces se hace necesario enseñarlo cuando desconocen esta aceptación reciproca. Las situaciones de alteración del vinculo pueden resolverse en pocos meses o en años, dependiendo de su causa, de la personalidad y de situación de salud. Los niños adoptados más mayores pueden, en cambio, realizar una transición a su nueva vida más fácil, con mas afecto y responsabilidad que otros más pequeños. El motivo puede ser un trastorno del vínculo
Ofrezco esta lectura de cómo se forma un vinculo sano en un niño hasta los 36 meses y como se forman las sanas reacciones de afecto hacia sus padres.
Alberto Núñez
Traducido desde www.adoption.com
http://attachment.adoption.com/
Como es el vínculo.
Vinculación y afecto, cuando van bien las cosas...
Lawrence B. Smith es un psicoterapeuta de familia, de niños y de adolescentes en Silver Spring
La vinculación y el afecto son piedras angulares del desarrollo humano, esenciales para el funcionamiento estable de un niño que crece. La vinculación y el afecto son términos que a menudo son usados de manera intercambiable. Sin embargo, en las etapas de primera infancia se debe ser más exacto para distinguir la vinculación del afecto. La vinculación es el eslabón básico de confianza entre el hijo y el cuidador primario, por lo general la madre. Se desarrolla con acciones repetidas, en particular durante los seis primeros meses, con el ciclo siguiente:
Necesidad infantil > grita > reacción de rabia > acción maternal para encontrar necesidad > satisfacción > relajación.
La vinculación acertada causa en el niño una confianza básica que va adquiriendo de otras personas sensibles, entiende así el mundo como un lugar benigno y el mismo como ser capaz de comunicar necesidades. Cuando un niño comienza a encontrar los límites impuestos por la madre, por primera vez, inicia un segundo ciclo que también vincula:
El comportamiento infantil > aparece el límite del adulto > hay afrenta y frustración > el adulto repite con intención de proteger al niño.
Como consecuencia de este ciclo, en el niño se desarrolla la confianza en la autoridad adulta y sus límites. Sin embargo, para que este segundo ciclo sea acertado, la afrenta, que es una parte natural de la reacción del niño a los límites necesita de la dirección indicada por los padres, la interacción positiva, seguida poco después de colocar los límites, es todo lo que se requiere para realzar la vinculación y el afecto por los efectos quebrantadores de la afrenta.
Estos dos ciclos de vinculación forman las bases para que crezca el afecto y están fundadas en la confianza y el cariño. El vínculo puede ser definido como una relación específica entre personas con intercambios cariñosos. No está sujeto al tiempo inmediato y al espacio, sino que se extiende más allá. El afecto, al principio crece a instancias del reflejo del estado emocional de sus padres. Cuando el niño crece, otras interacciones de satisfacción se suman al afecto padres-niño. El alcance de la alteración en la vinculación inicial en un niño es enormemente importante porque influye en todo desarrollo posterior. El vínculo ha sido identificado como vital en las siguientes situaciones: mantenimiento de las responsabilidades, desarrollo del potencial intelectual, adquisición de una conciencia, desarrollo de interrelaciones, identidad y amor propio, regulador de sentimientos, desarrollo de lengua, y organización del sistema nervioso y estructuras cerebrales.
La vinculación en las diferentes edades:
De 2 a 6 meses de edad, la experiencia de un niño cambia sintiendo a la madre. Ahora aparecerán unos signos de vinculación con el cuidador primario, la madre: como la sonrisa, van apareciendo los primeros contactos oculares que van ampliándose de unos segundos a unos minutos durante este período, surge un interés por la cara de la madre, creando ruidos de felicidad en su presencia. Al sexto mes, un niño con cuidados normales muestra la gama completa de emociones, es sensible al cortejo maternal. A los 6 o 7 meses de edad, el niño por lo general comienza a experimentar la ansiedad del extraño. Paradójicamente, esta ansiedad ante un extraño, declara la fuerza de la vinculación de un hijo a su madre. Este vinculo materno define a todas las demás personas como extrañas. Sin el vinculo, no hay ningún desconocido; cada uno tiene la misma importancia o insignificancia emocional. Su conducta se manifiesta como un desagrado ante la presencia de desconocidos y una constante comprobación de la cercanía de la madre. En los próximos 2-3 meses esta ansiedad se intensifica para su conversión en su sucesor: la ansiedad de la separación.
La ansiedad de separación por lo general comienza a los 9 a 10 meses de edad, con picos entre 12 y 15 meses, durando a veces hasta los 24 y 36 meses. La ansiedad de separación surge durante el crecimiento del niño como conciencia de la separación de su madre. Es todavía un testimonio de la fuerza de la vinculación del niño.
Hay una gama de reacciones conductuales en la ansiedad de separación. Algunos niños gritan protestando y se adhieren a su madre; otros se aíslan del mundo antes que la madre regrese; en cualquier caso, todos protestan enfadados y se muestran agresivos.
Mientras estos comportamientos pueden parecer molestos en este momento, son la prueba que el trabajo de vinculación ha procedido correctamente.
El periodo entre los 10 a 18 meses comprende la tarea fundamental del desarrollo y exploración del entorno refinando las nacientes habilidades motoras. La tarea del vinculo aquí es repetida ayudando a explorar el mundo con la ayuda de sus padres. El niño irá hasta borde de su zona de comodidad y volverá para reunirse /vincularse con sus padres antes de aventurarse más lejos.
A esta edad comienzan a invertir energía emocional en el padre y en otros miembros de familia. Esto indica la fuerza inicial del vínculo, el niño de manera natural comienza a multiplicar sus vinculaciones. A pesar de este cambio, el niño generalmente gira a la madre cuando se hace daño, esta cansado o enfermo, una indicación que este vinculo todavía predomina.
Otros signos de vinculación normal en esta edad incluyen: experimentar alegría en los logros, aceptación de la comodidad, y comienzo de la aparición de habilidades de auto-consuelo con la ayuda de objetos de transición como puede ser la manta conocida.
La exploración del mundo por el niño aumenta su conciencia de estar separado de la madre. Para los 15-24 meses de edad, esta conciencia da lugar a unas relaciones de cortejo más amplias, incluida la coacción. El cortejo ahora es un comportamiento diseñado para llamar la atención de la madre. Estos comportamientos por lo general, se intensifican con el tiempo; y en algún momento puntual, una madre puede experimentar este cortejo como una demanda coactiva más bien que una invitación.
Como en el cortejo, el niño hace tentativas para reconciliar el dilema aparentemente imposible de autonomía ampliada y seguir conservando el vinculo materno. Así un niño puede seguir a los padres prácticamente por todas partes mientras realiza movimientos rápidos hacia y lejos de los padres.
Ambos son signos de vinculo sano.
Los componentes básicos finales de la vinculación ocurren entre los 24 y 36 meses con el logro de la constancia del yo y la constancia del objeto. La constancia del yo, es la experiencia del niño de que es la misma persona a través de estados emocionales y situaciones diferentes. La constancia de objeto es la experiencia del niño de otras personas como fiables y disponibles.
La constancia del objeto proviene de las imágenes mentales de un niño. La constancia del yo y del objeto sirve para calmar la ansiedad de separación así como para reforzar la capacidad de un niño de retrasar la satisfacción y aceptar la disciplina.
Cuando todo va bien, las bases de la vinculación están creadas a los 36 meses.
Sin embargo no todos los niños logran estos pasos satisfactoriamente. Los resultados pueden extenderse desde tardanzas suaves del desarrollo a un desorden de vinculación claramente diagnosticable. Las buenas noticias son que el trabajo que haya sido omitido en un niño a veces puede ser "arreglado" posteriormente.
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