Adopción. La espera. Porcentajes sobre la salud en niños adoptados
Adopción. La espera.
Este artículo lo hace un tiempo en La Vanguardia, en una sección que han abierto (lo llaman debate) sobre adopción internacional.
Se trata de un informe del Institut Universitari Dexeus, que tiene una unidad de atención al niño adoptado, que personalmente desconocía, y que si alguien la conoce, sería bueno saber su opinión.
Habla de las patologías y enfermedades típicas que tiene el colectivo de niños adoptados cuando llegan a nuestro país.
Habla de porcentajes que, aunque no nos dicen la fuente, imagino que debe obtenerlos de su propia experiencia.
Lo importante es dar a conocer una realidad objetiva de cifras, y como dice al final del artículo, “Pese a los avatares vividos, la gran mayoría de los adoptados goza al cabo de un tiempo de una salud similar a la de cualquier niño nacido en Catalunya.”
Hay que leerlo desde la distancia de los numeros y de que cada niño es un mundo, pero va bien para situar algunas cifras; sobretodo para los que estáis en fase de espera.
El original está en http://www.lavanguardia.es/web/20060517/51260576569.html
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DEBATE. La adopción internacional¿Están sanos los niños adoptados?
NO ES infrecuente el diagnóstico de síndrome alcohólico fetal en niños procedentes de Rusia
SOL FLORENSA I BRICHS - 17/05/2006
¿Cuál es el estado de salud de un niño adoptado? Imposible dar una respuesta sencilla y sería mentir si diéramos la más deseada: sano. Un niño llega al mundo como una caja de sorpresas. Se trata de un ser único, irrepetible. En términos de salud, también es una incógnita. Cierto que podemos predecir alguna característica basándonos en su herencia genética, pero si aun así dan sorpresas, cuánto más un niño adoptado del que desconocemos todo de él. Su pasado está oculto (el genético, su gestación, sus primeros pasos por la vida).
A todo ello se suma que la mayoría de los menores procede de países en vías de desarrollo, poco industrializados, con escasos recursos económicos y sanitarios, lo que es motivo de la alta prevalencia de enfermedades. Otra característica condicionante de su salud es la privacidad de un entorno familiar adecuado, pues una gran mayoría ha vivido en una institución.
Salvo excepciones, son fruto de embarazos no deseados y no controlados. Durante la gestación, la madre ha sufrido falta de nutrición adecuada y de cuidado sanitario e incluso ha incurrido en conductas de riesgo, como la ingesta de drogas y/ o alcohol. La consecuencia de estos comportamientos pueden dar lugar a alteraciones en el desarrollo neurológico fetal. No es infrecuente el diagnóstico de síndrome alcohólico fetal en niños procedentes de Rusia y de los países del Este, o de infecciones de transmisión sexual como la sífilis congénita (China, este de Europa, Etiopía, Sudeste Asiático...) o el sida (extendido en cualquier país, pero más frecuente en el África subsahariana), entre otras. A los factores prenatales se añade el trato recibido antes de llegar al orfanato o a una familia de acogida: algunos han sufrido maltratos físicos, psíquicos o abusos sexuales con todas sus posteriores consecuencias.
Una vez en la institución suelen mejorar las condiciones de vida de los pequeños. Aun así se observa retraso del crecimiento asociado a la mala nutrición (25%-50%), anemia, raquitismo, alteraciones puberales; infecciones -las más frecuentes las dermatológicas (micosis, tiñas)-, parásitos intestinales (2%-13%), la tuberculosis muy contagiosa presente en orfanatos rusos (entre el 25% y el 30%) y chinos (entre el 2% y el 10%) y un número indeterminado en África; el paludismo, enfermedad que está distribuida en más de cien países del trópico y subtrópico e incide significativamente en el África subsahariana y que puede manifestarse hasta cuatro o cinco años después de que el individuo se haya parasitado; o la hepatitis A y B (mayor en Rusia y China que de otras procedencias). Algunas enfermedades son consecuencia de una falta de inmunización o, peor, de una inmunización incompleta debido al déficit nutricional o a las inadecuadas condiciones de conservación de las vacunas.
Con todas estas sorpresas, más o menos previsibles, deben contar las familias adoptantes, pensando que la prioridad de la adopción es la de dar una familia a un niño y no a la inversa, comprometiéndose a acompañarlo en su crecimiento, ofreciéndole un ambiente óptimo, con los cuidados físicos y afectivos que se le han privado con anterioridad. Pese a los avatares vividos, la gran mayoría de los adoptados goza al cabo de un tiempo de una salud similar a la de cualquier niño nacido en Catalunya.
SOL FLORENSA I BRICHS, pediatra. Directora de la unidad de atención al niño adoptado, servicio de pediatría ambulatoria USP Institut Universitari Dexeus
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