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martes, julio 25, 2006

Adopción.Postadopción.Adolescencia. Identidad y orígenes, la importancia de hablar de los orígenes con nuestros hijos


Este artículo está recogido de la web de la asocación adoptare, de la que hemos ido extrayendo algunos artículos siempre interesantes (http://www.adoptare.com.ar), y nos habla de la importancia que tiene para nuestros hijos el conocer el conocimiento de sus orígenes.

Nos comenta que nosotros los padres somos una pieza clave en dar a conocer a nuestros hijos su historia, y que debemos hacerlo adaptándonos a su momento evolutivo y comprendiendo su idiosincrasia.

Está bien pues nos comenta situciones y preguntas por las que los que no os habéis encontrado ya, pronto o temprano os encontaréis.

Es importante saber tratar este tema y no bajar la guardia.

Como asociaciación que es adoptare comenta el tipo de acciones y terapias que desarrollan para asesorar a los padres a saber llevar estos asuntos de la mejor manera posible, insistiendo sobretodo en que no hay fórmulas de tipo café para todos, sinó que cada caso es un mundo.

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ORIGEN E IDENTIDAD

La nueva ley de adopción Nº 24.779 plantea dos puntos centrales en la constitución de todo vínculo adoptivo:

El artículo 321 enuncia “deberá constar en la sentencia que el adoptante se ha comprometidoa hacer conocer al adoptado su realidad biológica” y el artículo 328: “El adoptado tendrá derecho a conocer su realidad biológica y podrá acceder al expediente de adopción a partir de los 18 años de edad”.

Ambos artículos aluden a una cualidad específica de la adopción, hay un aspecto constitutivo de la identidad ligada al origen que no se adquiere a partir de la cotidianeidad, de las vivencias de la cultura con la que el adoptivo convive, debe apelar al relato por parte de los adoptantes y a la lectura de un expediente posteriormente para saber algo sobre sí mismo.

La ley alude a la consideración de las necesidades e intereses del menor como prioritario y a tal efecto para que este proceso complejo que la ley nos propone pueda ser abordado atendiendo las posibilidades psíquicas del niño, los padres son en el inicio protagonistas activos de este proceso; y se encuentran desamparados para encararlo por varias razones.

Ser padres adoptivos es una identidad que se inicia frecuentemente a partir de un esfuerzo de elaboración de una situación traumática generada por la dificultad reproductiva , en la mayoría de las personas sin poseer modelos identificatorios próximos acerca de lo adoptivo; la mayoría de las veces los modelos cercanos de la parentalidad son biológicos.

El enunciado”el adoptante se ha comprometido a hacer conocer....”. se basa en un compromiso voluntarista que de cumplirse como suele suceder hoy, en la mayoría de las situaciones de adopción, donde ya no se oculta la cualidad de adoptivo, deja por fuera la complejidad y diversidad que implica informar.

Qué, cómo y cuándo se informa nos propone abrir múltiples interrogantes?
El cómo de la información encierra para los adoptantes un dilema que se sostiene en la creencia: si todo lo que le cuento sobre la madre biológica es bueno, que lo quiso, que no pudo por razones económicas, alimento el deseo de buscarla y a partir de alli, la posibilidad que quiera quedarse con ella....

Un punto muy central a ser trabajado es la fantasía de la información como amenaza que podría religar con el origen y desligar la adopción.


¿Cómo informar con este fantasma presente?

La complejidad aumenta, el relato de la otra panza es aceptado y aceptable en los primeros años de vida, más ligado a estímulos visuales, nacimientos y percepción de panzas (la panza que está y la que no está) Con el crecimiento irrumpen otras preguntas por parte de los niños que producen en sus padres vivencias de temor y parálisis.

Algunas de estas cuestiones giran en torno a temas que los niños de hoy indagan, dejando atrás comparativamente la relativa sencillez y simplicidad de preguntas ligadas sólo al nacimiento,de quién era la otra panza y por qué me entregó.

Algunas preguntas que los niños adoptivos se formulan bordean otras cuestiones complejas ligadas al origen:

¿Cuál era el nombre y apellido de mis padres biológicos?

¿Qué edad tenían?

¿Cuales fueron las razones por las que me entregó?

¿Me puso algún nombre? ¿Cuál?

¿Lo conservaron? ¿Por qué ?

¿Me parezco a ellos en algo?

¿ Tengo hermanos?

¿Tengo cuatro padres?


Frente a estas preguntas no hay respuestas que puedan incluirse en un programa pre-establecido. Cada situación de entrega es única, las motivaciones y las circunstancias inéditas. Cada biografía es singular y resulta inadecuado acudir a un modelo generalizable para todas las familias.

Es por ello que las situaciones ameritan privilegiar el trabajo reflexivo y de orientación de cada uno de los padres, el análisis y la elaboración de cada uno de estos acontecimientos y sus fantasmáticas.

De no realizarse es posible que los temores se constituyan en un obstáculo importante para la trasmisión de contenidos que no se refieren solo a hechos materiales acontecidos en un pasado y congelados alli al estilo de un despersonalizado documento ( día, hora, y lugar de nacimiento) impidiendo un movimiento de circulación, verbalización y elaboración de significados para el niño y su familia con la consecuencia de producir fisuras que recorren la comunicación con una modalidad evitativa y podrían producir un excesivo padecimiento.

Hasta aquí un breve esbozo de la complejidad del armado de la identidad de una familia adoptiva y la riqueza que el análisis de los conceptos ligados a lo adoptivo podría aportar en este proceso de cumplimiento del compromiso por parte de los adoptantes de hacer conocer al adoptado su realidad biológica.

En referencia a este aspecto que concierne a los padres proponemos la modalidad de grupos de reflexión durante el período de espera y crianza para transitar el proceso elaborativo y acceder a nuevas aperturas relativas al origen y a la llamada “realidad biológica”.

Esta etapa va propiciando el conocimiento de la familia adoptiva como diferente a la biológica y colabora en disminuir la tentación frecuentemente presente y riesgosa de homologación.

Además oferta un modelo de trabajo al que los adoptantes pueden recurrir en diferentes momentos de la crianza; que al compartir con otros en igual situación otorga contención y disminución de las angustias y el sufrimiento que el aislamiento produce en situaciones de crisis propias y naturales en todo núcleo familiar.

Abordaremos en otro artículo lo referido a la lectura del expediente por parte del adolescente adoptivo.

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