Adopcion. Postadopcion. LIMITES : PROTEGIENDO A LOS NIÑOS
En este arttículo, del cual ha sido difícil seleccionar el texto porque ya de por si está muy sintetizado y por lo que pedimos disculpas de antemano, nos habla de la importancia que tiene el hecho de establecer límites en los niños, ya que de lo contrario el niño cae en una desolación y ansiedad que le provoca el hecho de tener que asumir la responsabilidad de ser él mismo el que tenga que decidir algunas decisiones que deberían tomarlas sus padres, pero que por negligencia o falta de autoridad, no se atreven.
Nos habla de como esta sociedad que cada vez nos deja menos tiempo para dedicarlo a nuestros hijos, puede llevarnos a la tentación de ser demasiado tolerantes con ellos, y además, de como los padres adoptivos, debido a que podemos escudarnos en el pasado triste del que nuestros hijos pueden haber sido víctimas, podemos caer todavía más en esta tentación.
Si no marcamos límites a nuestros hijos, como van a saber en quien confiar el día de mañana?
En definitiva los límites no son sólo buenos, sino necesarios.
Son un elemento imprescindible para poder educar a nuestros hijos y una excelente herramienta para ayudar a fortalecer los vínculos afectivos con ellos.
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LIMITES: PROTEGIENDO A LOS NIÑOS
Circulan innumerables artículos con consejos, sugerencias para padres y educadores acerca de la importancia de sostener los límites con los niños. Esta abundancia hace notar que el tema es complejo y difícil de llevar a la práctica. ¿Cuál es el obstáculo? ¿Podríamos pensar que se confunde límite con autoritarismo? Que se teme producir sufrimiento en el niño por no responder a todo lo que desea y esto le generará enojo y lesionará el amor hacia sus padres? Que se confunde ser bueno con permisivo y alivia el sentimiento de culpa que podría producir el asociar "limitar = ser malo = no querer suficientemente al niño"?
En la vida cotidiana sucede que la falta de límites suele ser una posición más cómoda y menos conflictiva en un primer momento para transformarse luego en un padecimiento en el vínculo entre adultos y niños ya que borra la asimetría necesaria para que el niño acepte las normas y sienta que hay alguien que lo protege y cuida guiándolo en los límites de lo permitido y lo posible.
Dada la desprotección que genera la falta de normas, suele producir en el niño ansiedad, desborde e incremento de las transgresiones (problemas de conducta, alteraciones del sueño y la alimentación, invasión de los espacios privados de los padres, etc.) como modo de alertar al adulto acerca del desorden e inquietud que sufre intentando con conductas cada vez más extremas convocar a la autoridad para que lo contenga y no lo deje librado a sus deseos e impulsos que siente que solo no puede encauzar. Desde los adultos surgen sentimientos de hostilidad hacia el niño por las conductas transgresoras que cuestionan la eficacia del desempeño parental, su función y autoridad, generando un círculo de impotencia, frustración y castigo. En la adopción suele agregarse un componente adicional que alude a que el niño ya ha sufrido y sobreprotegerlo sería una compensación por lo vivido. ¿Es ese un modo eficaz de reparar? Ver al niño en un lugar victimizado dificulta apostar a que el daño precoz que pudo existir es modificable con buenas experiencias afectivas y no con
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